Poniendo atención en nuestra salud
Después de los 30 años comenzamos a darnos cuenta que las cosas ya no son como antes, no tenemos la misma resistencia física, nos agobian las desveladas, la tolerancia a los excesos es menor, aumentamos de peso y nos percatamos que no podemos baja los kilogramos ganados con la misma facilidad que lo hacíamos antes y para colmo de las cosas, ya hemos acumulado varios años de consumir tabaco, de consumir alcohol, de llevar una vida sedentaria, y por si esto fuera poco nos comienzan a hablar del colesterol que si sube que si el bueno esta bajo y que si el malo esta alto, total que acabamos comenzando a preocuparnos por nuestra salud y de plano hasta nos angustiamos porque al saber que en la familia hay diabetes, hipertensión, cáncer, colesterol alto, infartos, embolias y hasta alcoholismo, pues nos vamos a la cama esos días deprimidos y casi enfermos de ansiedad, que llega fácilmente ante el embate de varios años de trabajo excesivo, poco descanso y nada de ejercicio con una buena dosis de estrés.
Amigos déjenme decirles que debe de cundir el pánico las cosas no son tan malas ni tan complicadas, lo bueno es que en cualquier etapa de la vida el organismo responde favorablemente al buen trato, y nos lleva a conservar el equilibrio con facilidad, si somos constantes en el manejo responsable de la salud.
En primer lugar una buena dieta debe llevar como componentes la frutas y las verduras que tienen los co-factores para que los procesos metabólicos se lleven a cabo, evitar las bebidas endulzadas con azúcar es excelente así no sobrecargamos al organismo podemos tomar agua que además es lo que el organismo acepta sin problemas y le sirve para funcionar perfecto, proteínas provenientes del pescado, pollo y res alternados son excelentes evitando las grasas animales y fomentando el uso de las vegetales, consumo de granos como la nuez, los cacahuates, las almendras nos ayudará y desde luego una dosis de cereales como el arroz completaran el cuadro.
En segundo lugar ser activo caminar diario, subir y bajar escaleras, transportarse a pie a los lugares accesibles es de gran ayuda para aquellos que no tiene tiempo de ir a un gimnasio, de hecho ser activo es mejor que hacer dos horas diarias de ejercicio. Esto nos libera del estrés, activa los sistemas del cuerpo humano y los lubrica, los mantiene activos y les aumenta la resistencia, prácticamente no hay nada en el cuerpo que no se beneficie con el ejercicio desde el cerebro, corazón digestión hasta el aparato inmunológico.
En tercer lugar alejarnos de vicios como el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, programar nuestros periodos de trabajo y descanso, lograr unas vacaciones y enfrentar el estrés sabiendo que tenemos ya estos dos escudos anteriores no dará el tercer escudo para conservar nuestra calidad de vida futura.
Por último y en cuarto lugar el acudir a visitar al internista nos ayudará a saber cuáles son los factores de riesgo a los que estamos sometidos, cuales son los antecedentes familiares que nos pueden afectar, que estructura física hemos desarrollado y con qué tendencias a favor y en contra para sobrepasar los problemas de salud y que debemos hacer para que esos colesteroles, glucosas en sangre, triglicéridos no nos vayan a perjudicar.
Dos visitas con el médico internista al año nos mantendrán tranquilos y alejados de una mala calidad de vida y con mejores pronósticos para vivir bien.