Hormonas y obesidad
La Leptina se produce en los adipocitos, se libera al torrente sanguíneo donde viaje hasta el hipotálamo que juega un papel primordial en el apetito, sed, fatiga y ciclos de sueño. La Leptina estimula ah hipotálamo para bloquear el deseo de comer y detener el consumo de alimentos.
En 1995 se descubrió que una hormona llamada Leptina, producida en las células que almacenan grasa en el cuerpo podía hacer perder a los animales de experimentación peso y grasa sin dificultad.
Estudios en ratones de experimentación mostraron que los ratones obesos aumentaban su metabolismo, su temperatura y perdían peso.
Rápidamente se creó una hormona Leptina sintética para aplicar a los humanos, sin embargo después de ser administrada a varios cientos de prospectos los resultados no fueron significativos y los efectos de la hormona poco impactantes.
El nivel de la hormona Leptina se incrementa de forma directamente proporcional a la cantidad de grasa es decir a más obesidad, mas Leptina, de hecho, se considera a la Leptina una hormona para conservar el peso más que para bajar de peso.
Lo que ocurrió es que la Leptina extra inyectada no tenía efecto ya que el paciente se comportaba como si tuviera saturados los receptores para esta hormona, lo que resultaba con poco o ningún efecto.
A este hallazgo de la Leptina le siguieron otros relacionados con el tema, en la búsqueda de nuevas moléculas que lograran convencer al cerebro de comer menos.
En el Centro de Investigación Cardiovascular del Instituto Nacional de Osaka, Japón en 1999, Descubrieron la Ghrelina, la hormona antileptina, que se libera en los intestinos.
La Universidad de Washington descubrió que esta hormona promueve el apetito, sus niveles aumentan antes de los alimentos y bajan después de los mismos. La hormona Ghrelina incrementa el apetito y bloqueo los mecanismos que evitan el almacenamiento de grasa.
Conforme se pierde peso con la dieta se incrementan los niveles de Ghrelina. En cambio en los pacientes operados con bypass los niveles de Ghrelina bajan notablemente y nunca se incrementan (esto tiene relación con la producción de la hormona en el estómago, el cual, reduce su capacidad para recibir alimentos y resulta en menor generación de Ghrelina). Esto se traduce en que los pacientes que bajan de peso con dieta tienen mucha hambre y los pacientes con cirugía tienen mucho menos apetito y logran mantener su peso por más tiempo.
Como consecuencia de estas investigaciones se generó una droga llamada Riimonabant (Acomplia) cuya característica era ser antagonista de la Ghrelina, sin embargo fue retirada del mercado en el 2008 debido a sus efectos deletéreos en los pacientes deprimidos.
Otras drogas o combinaciones de las mismas han resultado con riesgos altos en la integridad de los pacientes razón por la cual no han progresado en su uso y distribución.
Las investigaciones realizadas en el 2005 por el endocrinólogo Joe Bass de la Universidad del Noroeste reportó que la alimentación y los periodos de sueño tienen un estrecha relación, muchos seres vivos definen sus periodos de actividades de acuerdo a estas dos necesidades, sin embargo, cuando se tiene que decidir si se duerme o se come habitualmente se decide comer ya que de otra forma no se sobreviviría.
En el 2009 un estudio en la Universidad de Harvard mostró que en solo 10 días, 3 de 10 voluntarios sanos desarrollaron prediabetes cuando sus patrones de sueño-vigilia fueron desalineados (invertidos). La importancia del Ritmo Circadiano o el Reloj Circadiano (el que rige la producción de hormonas, y el comportamiento día noche de los humanos), radica en su influencia sobre el metabolismo de las grasas y de los carbohidratos en diferentes horarios del día.
Se les permitió consumir grasa a ratones durante todo el día si lo deseaban y a otro grupo se les dejó consumir la misma cantidad, solo que ahora en la noche que es cuando los ratones deambulan, resultando en que a pesar del mismo consumo los que estuvieron restringidos a su dieta nocturna no engordaron, lo que se explica en el hecho que de acuerdo a su Ritmo Circadiano su metabolismo para grasas era más eficiente respetando su ciclo de actividad normal (Universidad de California de San Diego, Instituto Salk).
Dr. Keene comenta que si no se consume alimento después de las 10 pm favorece a los pacientes que tienen tendencias a engordar y a padecer diabetes evitando estas complicaciones.
El otro punto de importancia tiene que ver con la capacidad del cerebro de sentir placer con el consumo de alimentos, hay personas, que necesitan más alimento para obtener placer que otras y por lo tanto su tendencia al consumo es mayor.
Los obesos durante la comida después de ser estudiados por Resonancia magnética mostraron mucha más actividad cerebral en los centros relacionados con el consumo de alimentos, también se detectó que el centro del placer o de las recompensas en el cerebro de las pacientes obesas se necesitaba más alimento para lograr activarse, esto es el resultado de estar siempre estimulando el centro del placer lo que lleva progresivamente a retardar la respuesta ( si algo que nos gusta lo repetimos continuamente sin control lograremos cada vez con mayor dificultad tener satisfacción o placer y cada vez los estímulos tendrán que ser mayores).
En la resonancia magnética del cerebro los que moderan su consumo de alimentos activaron los
centros del placer y recompensa con mayor facilidad; los que no moderan el consumo de alimento activaron los
centros de consumo de alimentos y de saciedad.
Jeanne McCaffery, psicóloga de la Escuela de Medicina de Alpert en la Universidad de Brown demostró que quienes logran perder peso tienen mayor actividad de los centros del cerebro asociados al autocontrol y a la atención visual, en comparación con los que no lo lograron mientras observaban alimentos.
El estrés tiene mucho que ver con el anhelo de consumir alimentos, por ejemplo nadie bajo severo estrés desea consumir una ensalada, más bien se le antojan chocolates, o alimentos con altas cargas calóricas.
Además el estrés puede modificar el Ritmo Circadiano y los horarios de consumo de alimentos.
Los tratamientos con implantes cerebrales para bombardear al hipotálamo han resultado efectivos, sin embargo no sabemos si los pacientes rebotaran a aun consumo desmedido al paso del tiempo.
Hasta ahora el cerebro a demostrados que se puede reiniciar después de un tiempo en una conducta aparentemente olvidada, en una nueva versión más intensa y más resistente a los tratamientos.
