Editorial: Neurociencia del Amor y la lujuria
Existe una estrecha relación entre el amor y la lujuria, aunque uno puede existir temporalmente sin el otro tarde o temprano se entrelazan para dar forma a la funcionalidad fisiológica-psicológica y social que se inserta en el contexto de la afectividad y la subjetividad que hace tan peculiar al ser humano.
Al investigar lo sitios del cerebro que se activan durante el sentimiento del amor y la lujuria nos podemos percatar que se encuentran en las mismas zonas, que son múltiples y que unos son más importantes que otros.
La lujuria se relaciona más con el momento en sí del evento, con la percepción y con las sensaciones. El amor tiene que ver con nuestra experiencia con otra persona, con un evento netamente abstracto y solo comprensible para quien lo está experimentando.
La falta de orgasmos no tiene que ver con el amor y si tiene que ver con la falta de detonación del deseo y de la lujuria, según las investigaciones realizadas recientemente. Docenas de regiones a través del cerebro se encienden en el momento del orgasmo lo que sugiere la complejidad de llegar al mismo y las múltiples áreas involucradas.
En el tallo o tronco cerebral o encefálico, la zona ventral-tegmental, se relaciona con la producción de dopamina que a su vez se relaciona con los eventos como la adicción, la adquisición de hábitos, el orgasmo, la motivación, la persecución de metas, la posibilidad de recompensas y la euforia.
La ínsula que se ubica en la parte lateral y profunda de los límites del lóbulo frontal y el parietal, juega un papel muy importante en las emociones y la autocrítica, la región posterior de esta zona percibe el estado corporal y las sensaciones viscerales es más activa en la lujuria que en el amor. La región anterior de la ínsula se forma ideas abstractas sobre el cuerpo y se activa de manera importante con el amor.
El lóbulo parietal inferior se asocia con funciones que se relacionan con la forma en que un individuo se ubica de forma abstracta en el contexto de un evento social en su vida, así también es el sitio de concepción de las metáforas y de las acciones orientadas hacia nuestras metas.
Normalmente las personas piensan que la lujuria y el amor son polos opuestos, ven a la lujuria como un disturbio del comportamiento que transitoriamente nos ataca y del que hay que librarse o al que hay que ocultar. Ahora las neurociencias descubren que el amor y la lujuria trabajan juntos y que están más relacionados de lo que nos imaginamos.
Desde hace un siglo, psicólogos, fisiólogos y neuro-anatomistas estudiaron el amor y lo definieron como un intenso y complejo sentimiento expresado por profundo afecto que motivaba a formación de parejas y la duración de su relación por largos periodos. En 1940 Elaine Hatfield y sus colegas en la Universidad de Manao en Hawaii identificaron 33 puntos en una escala para evaluar el amor.
A la lujuria se le consideró siempre como un impulso sexual descontrolado que había que regular. Científicamente la lujuria fue considerada una emoción primitiva, que llevaba apareado un sentimiento de culpa, que conducía a comportamientos exagerados, socialmente peligrosos y que generaba adicción al sexo.
Actualmente los estudios de neuro-imágenes a través de la resonancia magnética y de la tomografía por emisión de positrones han revelado la estrecha relación entre la lujuria y el amor, e inclusive se detectó que los circuitos en las zonas se activan de manera simultánea para la zona de las adicciones sugiriendo que la zona relacionada con la lujuria detona impulsividad, falta de control y conductas riesgosas.
Otros estudios realizados descubren una conexión sinérgica entre la lujuria y el amor, ambos eventos pueden activar regiones en el cerebro relacionadas con emociones como la euforia, recompensa, motivación, adicción y autocrítica, todas ubicadas inclusive en las mismas regiones del cerebro aunque con ubicaciones diferentes. La región posterior de la ínsula se activa más con la lujuria y la anterior más con el amor.
Conforme la lujuria progresa hacia el amor, una cascada de eventos bioquímicos se llevan a cabo en la ínsula del cerebro de la región posterior hacia la anterior, con la misma sensación placentera de la lujuria y con la presencia de la pasión que se genera en el circuito de la lujuria y que desemboca en áreas que se relacionan con la recompensa y la satisfacción del deseo.
¿Cómo es que llegamos a este punto de perfección?, no lo sé, sin embargo no me queda más que sorprenderme por la complejidad de nuestras experiencias que con este conocimiento me permiten entender más de ti y más de mí.
La maravilla de mi especialidad es que me facilita incursionar en el conocimiento de la ciencias médicas y me ayuda en la instrucción para reconocer lo extraordinario del ser humano.
BIBLIOGRAFIA
Cacioppo S., CAcioppo J. T. Scientific American. MIND. Center for Cognitive and Social Neuroscience. Chicago. November-December 2013
Atentamente.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo.
Presidente
Ejercicio es Medicina en México
Médico Internista
Expresidente del CMIM
Fellow of the American College of Medicine
Miembro del Comité de la ISIM
www.exerciseismedicine.org.mx
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