Contaminación del ambiente y de los alimentos por Mercurio
En nuestro país existe la inquietud desde hace varios años por Instituciones como la UNAM y el CENAM (Centro Nacional de Meteorología) de medir los niveles de contaminación del aire, del agua y del suelo.
Se sabe que la exposición al metilmercurio en la época prenatal (embarazo) deteriora el intelecto de los lactantes. Sus efectos neurológicos deletereos no son puestos en duda, por lo que urgen, medidas definitivas para controlar la contaminación.
Desafortunadamente en las primeras investigaciones que se realizaron se encontraron niveles críticos a todos los niveles, lo que habla de un deterioro progresivo y sin control al no establecerse reglas claras sobre los focos de contaminación, las fuentes de las mismas y la intensidad con perdurabilidad a la que nos tenemos que enfrentar.
El primer antecedente de gravedad de intoxicación con mercurio ocurrió en 1908 en la Bahía de Minamata Japón, donde la empresa Corporation Chisso producía Acetaldehído para fabricar PVC (derivado plástico de polivinilo), vertía agua contaminada con mercurio al Océano sin ningún control ni tratamiento, impregnando a los peces, mariscos provocando que se contaminaran a pesar de tener un sistema de eliminación muy eficiente par el mercurio, sistema que fue sobrepasado por los altos grados de concentración del tóxico. Esto productos del mar a su vez, al ser ingeridos por lo pescadores y vendidos a los consumidores ocasionaron intoxicación de 2000 personas con muerte de cuando menos mil de los intoxicados (2 mil intoxicados), ocasionando una de las peores crisis de salud por contaminación del siglo XX.
Ante este antecedente se realizó el Convenio de Minamata el 19 de enero de 2020, con la finalidad de regular el consumo industrial y uso del mercurio por constituir una amenaza para la salud del hombre y de la vida silvestre.
El mercurio de manera natural está en 25 minerales, en el subsuelo o en la costra de algunas formaciones rocosas; el hombre a través de procesos químicos logra extraer el metal del mineral en su forma más clásica y abundante que es el cinabrio, conocido desde hace 2300 años e inclusive usado en algunos tientes colorantes en la época prehispánica.
La dirección de Meteorología del CENAM desarrolla aditamentos para la medición de mercurio en agua, biota, aire y suelo, como parte del Convenio de Minamata (avalado por la ONU) integrado en el Programa de Preservación del Medio Ambiente (UNEP) que se especializa en la protección de la Salud Humana y el Medio.
La Coordinadora del CENAM Ma del Rocío Arvizu Torres ratifica que México confirma su participación en el Convenio el 2015, que entró en vigencia a partir del 2017 mes de agosto.
Con la finalidad de establecer un método de detección eficiente a nivel nacional a sugerencia del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) y en coordinación con el CENAM se establece una red nacional de laboratorios de detección con capacidad de verificar niveles de mercurio en las muestra proporcionada.
Se emiten anualmente a nivel mundial 1 800 000 kg de mercurio, la mayoría de él, producto de la extracción de oro en la minería (30% del total), se sabe que del 100 por ciento que se usa de mercurio en la extracción de oro, el 80% se libera al medio ambiente; el segundo productor de éste tóxico son la termoeléctrica que usan carbón mineral y el tercer lugar le corresponde a la minería para la extracción de materiales ferrosos y no ferrosos, así como la producción de cemento.
Comenta María del Rocío Arvizu Torres:
“Sabemos que el mercurio es un elemento que en estado líquido es un material volátil lívido a temperatura ambiente, y al entrar en contacto con la humedad del aire se vuelve mercurio oxidado que, por sus características de persistencia y permanencia, viaja con el tiempo, y por las deposiciones de lluvia llega al suelo, a los mantos freáticos y a través de la cadena alimenticia a los organismos vivos”.
El mercurio en la atmósfera se debe principalmente a procesos naturales como los incendios forestales, erupciones volcánicas y eventos meteorológicos. Las otras fuentes tienen que ver con la refinación del petróleo y la manufactura industrial metalúrgica.
El uso de cosméticos y medicamentos que contienen mercurio son fuentes adicionales de contaminación que no deben ser menospreciados (amalgamas en odontología).
El nivel de metilmercurio en el atún pescado en las costas de diferentes países nos da una idea de la contaminación de la fauna. El viento, la lluvia, los ríos y los fenómenos meteorológicos se encargan de difundir el tóxico y de llevarlo a los océanos donde irremediablemente se acumula y contamina el fondo marino, los corales y todos sus contenidos incluyendo el agua.
Los otros tipos de presentación del mercurio pueden ser gravemente tóxicos si el ser humano los ingiere, conduciendo a múltiples signos y síntomas.
El tóxico se adhiere al tejido adiposo (graso) donde si se acumula de manera importante, puede producir la muerte. Se puede medir el nivel de contaminación de una persona en el cabello sobre todo para determinar el daño acumulado.
La intoxicación aguda por mercurio usualmente ocurre por la ingestión de sal de mercurio inorgánico o inhalación de vapor metálico de mercurio. Las manifestaciones clínicas son sabor metálico de la saliva, sialorrea (emisión de saliva continua), sed, sensación de quemadura en la boca y las vías respiratorias, palidez e inflamación de la cavidad oral, dolor abdominal, vómito diarrea con sangre y estado de choque (presión severamente baja). La toxicidad sobre los riñones causa insuficiencia renal aguda. Si la inhalación de los metales es muy alta puede suceder que aparezca una neumonitis químicas fulminante (pulmonía química).
La intoxicación crónica causa debilidad, trastornos del equilibrio, temblor, irritabilidad y deterioro de la inteligencia. La intoxicación con pescado contaminado o semillas contaminadas, produce trastornos del equilibrio, temblor, convulsiones y defectos congénitos al nacimiento.
El tratamiento no es muy efectivo, se usa carbón activado para neutralizar su presencia en el tubo digestivo y algunos medicamentos como el BAL y el DMSA con resultados impredecibles dependiendo de lo avanzado de las lesiones. La intoxicación crónica no es reversible sin embargo se propone el uso de DMSA como único recurso.
El pescado es la fuente más frecuente de contaminación en los humanos.
El nivel de mercurio en agua que se consume en ciertos lugares de México rebasa lo permitido por la Norma Oficial Mexicana (M. Rangel y K Macías 2015).
Seguiremos pendientes de las investigaciones y de los sistemas de prevención para evitar la contaminación.
Atentamente.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo.
Presidente
Ejercicio es Medicina en México
Medicina Interna
Expresidente del CMIM
Expresidente de la SMHAP
Fellow of the American College of Physicians
Miembro del Comité de la ISIM
Mtro. en Admon. De Instituciones de Salud
www.exerciseismedicine.org.mx
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