Editorial: Fragilidad y edad
Aunque el arribo a la tercera edad debe ser un proceso natural donde decrecen la reservas para responder a situaciones de emergencia y estrés, sin detrimento de la funcionalidad en general, ha resultado al paso del tiempo que quienes llegan a este momento de su vida llegan con muchas deficiencias que no corresponden al curso del cambio natural, sino que son consecuencia de una serie de situaciones donde la falta de conocimiento sobre la salud en general lleva a los pacientes a cometer errores que tarde o temprano se reflejan en su calidad de vida.
La función inmunológica se vuelve menos eficiente en la tercera edad, pero se puede estimular a través de la administración de las vacunas que corresponden al paciente adulto de forma natural, sin embargo al rechazarlas los pacientes pierden la oportunidad de su protección y de ejercitar el aparato inmunológico para mantenerlo siempre alerta.
Los cambios hormonales en el caso de los hombres se gestan de forma paulatina y bien tolerada, no modifican la funcionalidad de manera abrupta y le permiten seguir funcionado hasta que de forma progresiva, decrece la capacidad y se ajusta a un momento de vida que es la tercera edad, donde las demandas del medio decrecen de forma simultánea permitiendo la adaptación perfecta.
Para el caso de la mujeres es diferente, ya que el cambio hormonal es abrupto, pero muy esperado, ellas saben en qué épocas de su vida se llevará a cabo y lo pueden combatir con una terapia sustitutiva, que las mantendrá con energía y vivacidad.
Las modificaciones a la alimentación, la perseverancia en las deficiencias crónicas en el consumo de proteínas de los seres humanos, los llevan a la pérdida de la masa muscular, la masa muscular a su vez es el transformador de las grasas y azúcares en energía dinámica que da movilidad y fuerza, por lo qué se merman estas dos funciones.
Una dieta baja en proteínas y alta en carbohidratos llevará de forma temprana a tener una musculatura llena de grasa (Sarcopenia grasa), con pérdida de tejido proteico que es el importante para la conservación del volumen y las fibras musculares.
La falta de fuerza y movilidad que deja la Sarcopenia (pérdida de masa muscular), lleva a los pacientes a crear dependencia, así también, a menos actividad más deficiencia que los llevará a la postración.
Recordemos que la pérdida de la musculatura es un muy buen indicador de las posibilidades de padecer de las causas de muerte generales y de las enfermedades cardiovasculares.
La fragilidad se refiere a la conjunción de cambios físicos naturales que predisponen a una persona de la tercera edad a padecer de enfermedades de tipo social, neurológico, metabólico, articular, o de función en general.
La fragilidad es un síndrome que conjunta síntomas y signos característicos de baja respuesta a cualquier tipo de estrés físico o mental y no es más que la merma de la reserva fisiológica de los individuos con el paso de la edad, lo que los hace propensos a complicarse fácilmente con enfermedades comunes y mucho más con las graves.
Se sabe que la actividad física (30 minutos diarios 5 días de la semana de forma moderada), los alimentos naturales, la conservación de la fuerza (realizar pesas dos veces a la semana) y una dieta rica en proteínas (1.8 gramos diarios repartidos en los 3 alimentos) con suplementos adecuados, pueden mantener a los pacientes alejados de la problemática de la fragilidad por un periodo más largo de tiempo preservando la calidad de vida.
Bibliografía:
1. Borges L.Menezes R. Definition and markers of frailty: a systematic review of
literature. Clinical Gerontology 2011 21;67-77.
2. Alvarado B.E. Zunzenegi M.V. Life course social and health condition linked
to frailty in Latin America older men and woman. J.Gerontol. A. Biol. Sci.Med.
2008; 63 (12): 1399.
Atentamente.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo.
Presidente
Ejercicio es Medicina en México
Médico Internista
Expresidente del CMIM
Fellow of the American College of Medicine
Miembro del Comité de la ISIM
www.exerciseismedicine.org.mx
☰ Temas