Editorial: Deterioro intelectual
Pérdida Progresiva de la Inteligencia o Deterioro intelectual
Aunque todos sabemos que la capacidad de desarrollar un disco duro que nos guarda toda la información en el cerebro merma a partir de los 30 años, época en la que disminuye la capacidad de guardar y recordar información sin necesidad de anotarla, como son direcciones, teléfonos, información aprendida en lecturas o en conversaciones cotidianas, esto no nos alarma. Sabemos que conforme pasa el tiempo somos incapaces de recordar el compromiso que hicimos de forma telefónica con el amigo de la infancia al que no veíamos desde hace 3 años, situación que no acontecía nunca y que ahora sorprendidos, nos deja boquiabiertos cuando el afectado nos interroga y ni si quiera somos capaces de recordar haber hecho el compromiso, ese es el momento, en el que decidimos que nuestra agenda cerebral tan eficiente ha dejado de funcionar y por lo tanto debemos iniciar con la agenda escrita que ameritará además un recordatorio previo para no dejar pasar el momento, que consideramos importante en nuestra vida social o de trabajo.
Esto es cotidiano y hasta divertido, darnos cuenta de nuestras limitaciones nos hace más astutos y creativos, sin embargo cuando este cambio rebasa los límites de lo convencional y la lógica entramos al terreno del deterioro cognitivo o deterioro intelectual.
Alberto es un paciente de 70 años de edad, siempre se ha hecho cargo de su vida personal, trabajador de tiempo completo en una guardería donde se hace cargo del personal y vigila la calidad de los servicios del mismo, esto nos habla de su versatilidad y experiencia en este rubro.
Enfrenta las revisiones periódicas de las autoridades de la SEP y de la SS, sin ningún problema, presentando la documentación y aclarando los cuestionamientos, además, de que detecta las fallas y procede a corregirlas para evitar las multas y reprimendas legales.
Sin embargo desde hace dos años Alberto comenzó a olvidar y omitir funciones dentro de su trabajo, cuando se le preguntaba sobre este asunto, se mostraba angustiado y procedía a ponerse agresivo.
Sus patrones al darse cuenta de estas fallas, procedieron a disminuir las responsabilidades del trabajador, el cual además ahora manifestaba descontento por la pérdida de autoridad sobre áreas que el controlaba, negándose a delegar sobre otras personas las funciones, por lo que después de múltiples problemas se le trasladó, a otra guardería donde sus actividades pasaron a ser de tipo social, con lo que se facilitó su desempeño ya que era muy hábil en esta área de relaciones públicas.
Todo funcionó sin dificultades durante un periodo de 3 meses, sin embargo, comenzaron a percatarse que omitía salir a comer y comentaba que ya lo había hecho, olvidaba su hora de salida y el día en el que estaba; regresaba los sábados y alarmado llamaba al teléfono para preguntar por qué nadie había ido a trabajar y cuando se le explicaba le costaba trabajo entender.
Unos días después de vacacionar con su familia fuera de la ciudad (su familia vivía a una hora de camino en autobus), regresó a la ciudad y llamó a su patrón comentándole que el taxista no sabía a dónde llevarlo porque había olvidado la dirección. Posteriormente olvidó la ruta al trabajo al que siempre acudía en bicicleta, llegando varias horas después ayudado por la policía.
Con la finalidad de apoyarlo, lo dejaron vivir en la guardería, donde se le programaron alimentos y horarios de salida, se le incluyeron los traslados a su lugar de origen los fines de semana. Todo resultaba bien, cuando se dieron cuenta que era incapaz de controlar el gasto de su dinero, sin explicación aparecía los lunes después de viajar de regreso al trabajo sin dinero, comentado que no le habían pagado esa quincena y exigía su dinero. Se habló con la familia la cual estuvo de acuerdo en que era tiempo de su jubilación a la que además tenía derecho desde hacía varios años.
Alberto estaba cursando rápidamente hacía el deterioro de su inteligencia.
El deterioro cognoscitivo es cualquier déficit de las llamadas funciones mentales superiores que aqueje a un adulto mayor. El más común es la queja de pérdida de memoria. Las causas son múltiples, el paciente debe ser evaluado para detectar todos los componentes y en su caso, hacer el diagnóstico de demencia.
La función cognoscitiva de los ancianos puede verse afectada por los cambios propios del envejecimiento, pasando por el deterioro cognitivo leve (DCL) hasta la demencia (Masoro y Austad, 2006; Petersen, 2003).
Un cambio reconocido que sucede con el envejecimiento es el enlentecimiento de los procesos mentales.
La velocidad de estos procesos depende de cuatro factores: órganos de los sentidos, atención, procesamiento central y respuesta motora.
Se ha determinado que es el procesamiento del pensamiento (central) el que se encuentra enlentecido en los ancianos. Esto se puede evidenciar mediante pruebas psicológicas cronometradas.
También existe disminución en el recuerdo espontáneo y una leve disfunción ejecutiva. Si bien los ancianos pueden aprender información nueva, lo cierto es que a partir de la adultez la habilidad para aprender nueva información y recordarla disminuye aproximadamente 10% por década (Mendez y Cummings, 2003).
El DCL (Deterioro Cognitivo Leve) se define como queja de pérdida de memoria subjetiva, con el resto de las funciones conservada. Este trastorno se encuentra relacionado con un incremento en el riesgo de desarrollo de enfermedad de Alzheimer (EA) y usualmente representa una etapa muy temprana de la misma.
De los pacientes con DCL, de 10 a 15% por año evolucionan a EA mientras que los pacientes de la misma edad sin DCL evolucionan a EA en sólo de 1 a 2% (Kawas, 2003).
Sin embargo, el DCL no sólo representa una etapa temprana o previa de EA, sino que se ha observado que también puede ser el pródromo (preámbulo) de otros tipos de demencia (Geldmacher y Whitehouse, 1996).
La demencia es un síndrome adquirido, con evolución crónica, de deterioro en la memoria y en también al menos, en alguna otra función cognoscitiva (por ejemplo, lenguaje, praxias (saber hacer algo), gnosias (saber reconocer algo), función ejecutiva) que afecta la realización de las actividades de la vida diaria (APA, 2000).
Las principales causas de la demencia en el adulto mayor son: EA, demencia vascular por ateroesclerosis (DV), enfermedad por cuerpos de Lewy (ECL), demencia asociada a Parkinson (DAP) y demencia fronto-temporal (DFT).
Asimismo, se pueden encontrar diferentes tipos de etiologías de la demencia en un mismo sujeto, lo que constituye la demencia mixta (DMX), siendo la combinación más común entre la EA y la DV.
La EA y la DV son la etiología (causa) de más de la mitad de las demencias en los adultos mayores.
Un estudio realizado en la Ciudad de México muestra que la prevalencia de demencia se acerca a 5% en los mayores de 65 años, incrementándose hasta 45% en los mayores de 80 años de edad.
La prevalencia de la demencia se incrementa al doble cada 5 años a partir de los 60 años de edad, comenzando desde 10% con un pico en los mayores de 85 años de hasta 45%.
BIBLIOGRAFIA
• M. U, Pérez Z. Deterioro Cognitivo. Publicación del Instituto Nacional de Geriatría. 2010.
Atentamente.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo.
Presidente
Ejercicio es Medicina en México
Médico Internista
Expresidente del CMIM
Fellow of the American College of Medicine
Miembro del Comité de la ISIM
www.exerciseismedicine.org.mx
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