Editorial: El acceso al conocimiento
Lo primero que tengo que comentar es que yo nací en una pueblo del estado de Michoacán en 1955, de 3500 habitantes, en medio de la sierra madre del sur en la zona donde se encuentran las mariposas monarca que ya llegarán en el mes de noviembre desde Canadá y que estarán con nosotros en la zona de la Sierra Chicúa de los Oyameles, hasta el 18 de marzo.
En mi población existían solo dos forma de aprender, la escuela de monjas del Sagrado Corazón y la escuela federal, si tenía uno la suerte de tener un buen maestro, excelente pero sino, ni cuenta te dabas y pues no aprendías más que un poquito de algo y ya.
Los comentarios de la gente adulta eran dogmáticos ya que para nosotros era el equivalente a la sabiduría y la verdad, no había librerías, solo la tienda del periódico que además, era también la ferretería, la tlapalería y se podían comprar las revistas y los comics de la época.
En mi casa había muchos libros porque mis padres gustaban de la lectura, más mi madre, que mi padre, el cuál leía poesía de Garcilaso de la Vega, libros clásicos como el Quijote, Fuente Ovejuna y muchos libros de medicina, a los cuales tenía acceso por aparecer en todos lados como hoy sucede en mi casa (en la cocina, en la sala, en la recámara, en el baño, en el auto etc..). Mi madre entre 10 hijos y mil actividades de ama de casa, destinaba parte de su tiempo a leer libros de Jan Valtan, Giovanni Papinni, García Márquez, y unos libros a los que les dedicaba especial tiempo que eran los de la historia de Grecia y Roma, sobretodo la parte que se refería a la mitología, de la cuál era muy apasionada.
Pues como verán, aprender era materia complicada, afortunadamente entre mis maestras del Sagrado Corazón había buenas lectoras, que conformaron una biblioteca donde púde tener acceso a la Ilíada, la Odisea, el Popol Vuh, libros de astronomía, de historia, de literatura, algunos más atractivos que otros.
En la mesa de mi casa con frecuencia se suscitaban conversaciones sobre temas diversos de ciencias, historia y literatura, que nos aficionaron a participar, debatiendo con nuestros padres sobre quién tenía la razón de algo y por qué?
En el pueblo 28 teléfonos y dos televisores hacían la magia de la comunicación, los radios eran elemento indispensable de conexión con el resto del país y en ocasiones del mundo, donde se escuchaban estaciones en inglés por la noche y música en otros idiomas.
Tuve la oportunidad gracias a la inquietud de mis padres de salir a estudiar a la Ciudad de Morelia y posteriormente a la ciudad de México en una escuela privada donde recibí educación y pude aprender infinidad de cosas que posteriormente darían forma a mi educación, a la conformación de mis conocimientos, a la adquisición de cultura general y la convivencia en un ambiente donde la información y la exhibición de ésta era parte de la diversión.
Viví en una comunidad donde las persona de las rancherías viajaban en burro o en carreta, donde había autos pero se contaban con los dedos de las manos. El transporte se hacía en autobuses a las ciudades cercanas como México o Morelia.
En unos cuantos años vi pasar muchas cosas, como la aparición de las televisiones que contribuyeron a difundir información de otros países, de comportamientos sociales diversos, de ámbitos in-imaginados y de la posibilidad de accesar a conocimientos que de forma fácil llegaban por esa pantalla maravillosa.
Luego aprendí que las máquinas de escribir imprimían velocidad a lo que se deseaba expresar o plasmar de una forma práctica y ligera, conservable y repetible, ahora con las fotocopiadoras, a las cuáles se les adicionó unos años después los faxes que simplificaron la comunicación que antes se hacía por correo o teléfono.
En una abrir y cerrar de ojos pasamos de la máquina de escribir manual, a la eléctrica con autocorrección, los jets, los supersónicos, los viajes del Challenger, luego al computador con procesador de palabras, después a las lap tops, notebooks, luego a los celulares, las tablets, los celulares con computadora y el internet en todos lados.
Esta última parte cambió la vida de todos los seres humanos, globalizó opiniones y comportamientos, unió experiencias e investigaciones, permitió esclarecer que tenemos 30 mil genes y que producimos con esos genes 200 mil proteínas y que gracias a eso podemos accesar a la medicina genómica, a los medicamentos y tratamientos producidos con ingeniería genética, DNA recombinante, alimentos transgénicos resistentes a plagas y pesticidas, anticuerpos contra cáncer y tratamientos con partículas de virus que vuelven inmunosuficientes a los seres humanos y fosforescentes a los ratones de laboratorio que fueron clonados con contenidos de luciérnagas.
Hoy la nanotecnología permite cada vez más almacenar en porciones más pequeñas de espacio, grandes contenidos de información y posibilidades de contactarse al big-data mundial, hoy, se encuentra abierta la posibilidad de romper con todos los paradigmas y reformar el conocimiento a una gran velocidad, a la cual no podemos seguirle el paso en muchas ocasiones.
La posibilidad de aprender se volvió infinita, se ha simplificado y se ha vuelto muy accesible, ahora las comunidades no están aisladas, se comparte con facilidad la experiencia y con esto la accesibilidad a la cura o al diagnóstico, a entender el principio del fin, o el fin de la acción.
Sin embargo, el gran contenido, el verdaderamente mágico, se encuentra en tu interior............
Bibliografía:
National Geografic. 100 Scientific Discoveries that Changed the World. October 2014.
Atentamente.
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo.
Presidente
Ejercicio es Medicina en México
Médico Internista
Expresidente del CMIM
Fellow of the American College of Medicine
Miembro del Comité de la ISIM
www.exerciseismedicine.org.mx
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